SOLSTICIO DE
INVIERNO: EL RENACIMIENTO DEL SOL
El solsticio
de invierno ha marcado para todas las culturas el renacimiento del sol, y el comienzo del reinado de la luz y del
progreso.
El solsticio de invierno en la naturaleza
marca el comienzo de la luz solar (los días comienzan a alargarse) y
el fin de la oscuridad. Las civilizaciones antiguas basaban su
supervivencia en la agricultura y por tanto, estaban muy conectadas a los
ciclos naturales. Así, el solsticio era el momento en que se invocaba al sol,
astro rey, para que en primavera se obtuvieran buenas cosechas. El invierno
marcaba la época de siembra. Los frutos de la cosecha anterior ya han sido
recogidos y almacenados para su consumo durante este período, lo que implica
que según se van terminando, toda la tribu se ve obligada a compartir lo que
tienen para lograr sobrevivir. De esta manera se desarrolla la convivencia y la
solidaridad entre los miembros, se hacen fogatas, alrededor de las cuales se
reúnen, convirtiendo estos días en una celebración y una ceremonia.
Son numerosas las civilizaciones de las que
se tiene constancia de celebración de rituales para este momento que conmemoraban
el nacimiento de su dios solar para representar los ciclos de la naturaleza.
Antiguamente
el 24 de Diciembre correspondía al solsticio de invierno y marcaba el triunfo
del sol (la luz) sobre la oscuridad. Este dios solar no es otro que Lucifer,
con sus diversos nombres. Así,
han nacido el 24 de Diciembre Horus en Egipto, Apolo en Roma, Helios o Dionisio
en Grecia, Mitra en Persia, Huitzilopochtli entre los Méxicas, Frey en
Escandinavia, Attis en Frigia, Krishna y Buda en la India, Bochica en Colombia,
Kukulká entre los Mayas, Quetzalcoatl entre los Aztecas, Viracocha entre los
Incas, Dumuzi en Arabia, Tamuz en Siria, etc. Asociadas a estos natalicios
tenemos las fiestas de Brumalia o nacimiento del romano Apolo, Yalda para el
persa Mitra, y muchas otras.
Mitra
En nuestra región, la tradición cristiana retomó
estas fiestas paganas utilizándolas para situar el día del nacimiento de Jesús,
con la clara intención de que el paganismo identificara a sus dioses
con el mesías cristiano. Así
las fiestas de Navidad, contienen
en realidad mucho folclore pagano (Dios
Horus egipcio era representado por un niño recién nacido en un pesebre con un
disco solar en su cabeza; Dios Marduk babilonio introdujo la idea de la lucha
entre lo bueno y lo malo continuada hoy con en el personaje mágico de un Santa
Claus que otorga regalos a los niños buenos pero no a los malos; Dios Mitra
romano del cielo y la luz nacido entre rocas y descubierto y cuidado por
pastores; Yule celta al que debemos la costumbre de decorar con árboles de
Navidad y poner guirnaldas o coronas en las casas, etc…)
SOLSTICIO DE INVIERNO: VIAJE A NUESTRO INTERIOR
El solsticio de invierno es el tiempo de ir a lo más profundo del interior de uno mismo, de hacer
una incursión en nuestro ser para encontrarnos con nuestra parte más sombría,
más oscura y más relacionada con nuestro ego. En el invierno, cuando la
naturaleza misma parece muerta (árboles sin hojas, animales hibernando,…) el contacto con toda esta oscuridad nos
permitirá conectarnos y crecer poco a poco con la luz, para obtener los frutos
en la siguiente estación, la primavera. Es un momento de
espera, de recogimiento y de meditación:
¿QUÉ ASPECTOS DE MI Y DE MI VIDA QUIERO DEJAR ATRÁS?
¿QUÉ NECESITO SOLTAR PARA CRECER?
(Puedes anotar las respuestas y quemar los papeles en el ritual)
¿QUÉ FRUTOS QUIERO RECOGER? ¿QUÉ TENGO QUE SEMBRAR?
Los rituales irán encaminados a dejar y desapegarnos de todo, afrontar
la propia muerte de nuestros aspectos más vinculados a nuestro ego, lo que
permitirá que en primavera renazcamos con mayor fuerza. En el solsticio de
invierno, la noche más larga del año, la Diosa da a luz la semilla de su
crecimiento.
Vinculado con el ritual Yule celta podemos hacer uno o
varios rituales:
1.
Podemos decorar la
estancia con centros de simbología apropiada (Cactus de Navidad, Laurel,
Pino, Roble, Salvia, Naranjas, Limones, Nueces, Canela en rama, Té de jengibre
o canela, Inciensos de Pino, Cedro o Canela, Telas de colores Rojo, Verde,
Blanco, Dorado, Plata…)
2.
Es una época para
atraer la Luz y ver el mundo a través de los ojos de un niño; es hora de
levantar nuestros espíritus y atraer armonía, paz, y alegría a nuestras vidas. Las experiencias
que rendimos sobre los años que han pasado comienzan a renacer como sabiduría,
nueva luz para dirigirnos más lejos y avanzar en las trayectorias que hemos
elegido.
3.
Encender una fogata
por la noche (o una vela) y bailar alrededor del fuego invocando al cambio interno
(en mi ser) y externo (en la Tierra), recordando que, justo cuando las cosas
parecen haber perdido esperanza y parecen apagarse, el ciclo cambia y la luz
retorna.
- El Fuego Sagrado lo haremos para honrar a nuestros ancestros, a nuestra trayectoria de este año pasado, meditaremos por lo pasado y para que la luz del Fuego nos ayude a que germine la semilla de lo nuevo que viene ya para el próximo ciclo.
- Llamaremos a nuestros guías, animales de poder, ancestros... y encenderemos la hoguera.
- Encenderemos ese fuego, y pondremos la intención en sentir como el Abuelo Fuego nos limpia y purifica, nos sentiremos bañados por los rayos de la hoguera, sentiremos como se elevan los lastres igual que el humo y que la semilla de la creatividad, de los nuevos proyectos se expande en nuestro interior.
- Cantaremos una canción para honrar a nuestro fuego de Yule, ayudados de tambor, maracas, djembe o lo que tengamos a mano para acompañar.

Arde en el Fuego
Sagrado la llama de la Visión
llamo al pasado
con esta canción
Arde en el Fuego
Sagrado la llama de la Pasión
para que nunca se
apague el Amor
Arde la risa de un
niño,
arden la Luna y el
Sol,
arde el sueño que
un indio soñó...
We, yo we, yo we,
yo we (bis)
· Al día siguiente guardaremos esas cenizas en saquitos de
tela, como poderosos talismanes, los podemos poner donde queramos, llevar encima
e incluso regalar.
Una vez acabado,
despedimos a todos los seres agradeciendo todo el sostén y energía guiada por los seres de luz, y por nosotros
mismos.
¡FELIZ SOLSTICIO!
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